... Nuestra conciencia nunca es el eco de nuestra existencia en tiempo real, sino su eco en tiempo diferido, la pantalla de dispersión del sujeto y de su identidad (sólo en el sueño, la inconsciencia y la muerte existimos en tiempo real, somos idénticos a nosotros mismos). Esta conciencia procede mucho más directamente de un desafío a la realidad (...) . Este desafío es más vital para nuestra supervivencia y la de la especie que la creencia en la realidad y en la existencia, que responde a consuelos espirituales para ser utilizados en otro mundo. Nuestro mundo es lo que es, y no por ello es más real.
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La creencia en la realidad forma parte de las formas elementales de la vida religiosa. Es una debilidad del entendimiento, una debilidad del sentido común, y la última trinchera de los celadores de la moral y de los apóstoles de lo racional. Afortunadamente, nadie, ni siquiera los que lo profesan, vive de acuerdo con ese principio, y con razón. Nadie cree básicamente en lo real, ni en la evidencia de su vida real. Sería demasiado triste.
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Hay una forma de pensamiento solidaria con lo real. Parte de la hipótesis de que existe una referencia a la idea y una ideación posible de la realidad. Polaridad reconfortante, que es la de las soluciones dialécticas y filosóficas a medida. La otra forma de pensamiento es externa a lo real, extraña a la dialéctica, extraña incluso al pensamiento crítico. Ni siquiera es una denegación del concepto de realidad. Es ilusión, poder de ilusión, es decir, un juego con la realidad, de la misma manera que la seducción es un juego con el deseo, o la metáfora un juego con la verdad. Este pensamiento radical no ha surgido de una duda filosófica, ni de una transferencia utópica ni de una trascendencia ideal. Es la ilusión material, inmanente a este mundo llamado "real". De repente parece venir de otro lugar. Parece la extrapolación de este mundo en otro mundo.
De todos modos, existe una incompatibilidad entre el pensamiento y lo real. No hay entre ambos ningún tipo de transición necesaria o natural. Ni alternancia, ni alternativa: sólo la alteridad y la distancia los mantienen bajo tensión. Eso es lo que asegura al pensamiento su singularidad, aquello que lo hace único, como es única la singularidad del mundo.
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El pensamiento radical se halla en el cruce violento del sentido y el sinsentido, de la verdad y la no-verdad, de la continuidad del mundo y la continuidad de la nada.
Contrariamente al discurso de lo real, que apuesta a que hay algo más que la nada, y se pretende basado en la garantía de un mundo objetivo y descifrable, el pensamiento radical, por su parte, apuesta en favor de la ilusión del mundo. Se pretende ilusión devolviendo la no-veracidad de los hechos, la no-significación del mundo, formulando la hipótesis opuesta de que no hay nada en lugar de algo, y persiguiendo esta nada que corre bajo la aparente continuidad del sentido.
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Toda confusión del pensamiento con el orden de lo real -esta supuesta "fidelidad" a lo real de un pensamiento que lo ha inventado de pies a cabeza- es alucinatoria. Obedece, además, a un contrasentido total sobre el lenguaje, el cual es ilusión en su movimiento mismo, ya que es portador de la continuidad del vacío, de la continuidad de la nada en el corazón mismo de lo que dice, ya que es, en su misma materialidad, desconstrucción de lo que significa. De la misma manera que la fotografía connota la desaparición y la muerte de lo que representa, lo cual le otorga su intensidad, también lo que origina la intensidad de la escritura, trátese de ficción o de teoría, es el vacío, la nada en filigrana, la ilusión del sentido, es la dimensión irónica del lenguaje, correlativa a la de los propios hechos, que jamás son lo que son.
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Cifrar, no descifrar. Trabajar la ilusión. Ilusionar, para que se produzca el acontecimiento. Convertir en enigmático lo que es claro, en inintenligible lo que es demasiado inteligible, ilegible el acontecimiento mismo. Acentuar la falsa transparencia del mundo para sembrar en él una confusión terrorista, los gérmenes o los virus de una ilusión radical, o sea de una desilusión radical de lo real. Pensamiento viral, deletéreo, corruptor de sentido, generador de una percepción erótica de la turbación de la realidad.
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La regla absoluta es devolver lo que se te ha dado. Nunca menos, siempre más. La regla absoluta del pensamiento es devolver el mundo tal como nos ha sido dado -ininteligible- y si es posible un poco más ininteligible.
extractos del capítulo El pensamiento radical
Aquí comienza la gran revancha de la alteridad, de todas las formas que , sutil o violentamente privadas de su singularidad, plantean ahora al orden social, pero también al orden político y al orden biológico, un problema irresoluble.
«En aquellos tiempos, el mundo de los espejos y el mundo de los hombres no estaban aislados entre sí. Eran además, muy diferentes: ni los seres, ni las formas, ni los colores coincidían. Los dos reinos, el de los espejos y el humano, vivían en paz. Se entraba y se salía de los espejos.
Una noche, la gente de los espejos invadió la tierra. Su fuerza era grande, pero después de sangrantes batallas, las artes mágicas del Emperador Amarillo prevalecieron. Rechazó a los invasores, los aprisionó en los espejos y les impuso la tarea de repetir, como en una especie de sueño, todas las acciones de los hombres. Les privó de su fuerza y de su figura y los redujo a simples reflejos serviles. Un día, sin embargo, se liberarán de este letargo mágico... Las formas comenzarán a despertarse. Diferirán poco a poco de nosotros, nos imitarán cada vez menos. Romperán las barreras de cristal y de metal y esta vez no serán vencidas.»
Borges, La fauna de los espejos
Ésta es la alegoría de la alteridad vencida y condenada al destino servil de la semejanza. Así que nuestra imagen en el espejo no es inocente. Detrás de cada reflejo, de cada semejanza, de cada representación, se oculta un enemigo vencido. El Otro vencido y condenado a ser sólo el Mismo. (...) Cada representación es una imagen servil, fantasma de un ser antes soberano, pero cuya singularidad ha sido aniquilada. Pero que un día se rebelará, y entonces todo nuestro sistema de representación y de valores está destinado a perecer bajo el peso de la revuelta. La actual esclavitud de lo mismo y de la semejanza se romperá un día con la reaparición violenta de la alteridad. Soñábamos con pasar del otro lado de los espejos, pero son los pueblos de los mismos espejos los que irrumpirán en nuestro mundo. Y «esta vez no serán vencidos».
¿Qué ocurrirá con esa victoria? Nadie lo sabe. ¿Una nueva existencia de dos pueblos igualmente soberanos, absolutamente extraños pero absolutamente cómplices el uno del otro? Nada que ver en todo caso con la sujeción y la fatalidad negativa actuales.
Así que, en todas partes, los objetos, los niños, los muertos, las imágenes, las mujeres, todo lo que sirve de reflejo pasivo en un mundo a lo idéntico, está dispuesto a pasar a la contraofensiva. Ya cada vez se nos parecen menos...
I'll not be your mirror!
capítulo La revancha del pueblo de los espejos
Jean Baudrillard, El crimen perfecto (1995)
Étonnant ! Il se trouve que j'ai été longtemps fasciné par cette dernière phrase de "La pensée radicale" : "La règle absolue de la pensée..." Je la citais souvent, il y a quelques années. Ah, tout de même, ce n'est pas de la blague, cette histoire d'affinités électives... ;)
RépondreSupprimerVous aimez à mort le Portugal ? Et le risotto ? Et la couleur de la vallée du Draa lorsque le printemps approche ? Et le son de l'eau au contact de l'eau ? Et le mystère de cet enfant qui vient juste maintenant de lancer son regard à la mer ? Et TOUTES les nouvelles de Borgès, Stevenson et Kipling ?
RépondreSupprimerDans ce cas (et seulement dans ce cas) on peut oser parler d'affinités électives, cher ami...
Question de musique
À mort, je m'en garde, mais j'adore le Portugal et je ra-ffo-le du risotto (on se plaint même sous mon toit que j'en fasse trop souvent !) ; bref, nous étions à deux doigts des affinités - hélas je n'ai pas lu TOUTES les nouvelles de Stevenson et de Kipling... (et je ne connais pas la couleur du Draa au printemps (croyez bien que ça me désole)).
RépondreSupprimerEncorrre rrraté, comme dit un perroquet dans Tintin.